El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, al conversar por teléfono con su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, calificó de inaceptable su manifestación de que entre quienes colaboraron con los nazis figuraron representantes del pueblo judío.
Morawiecki dijo textualmente que "los polacos estaban involucrados en igual medida que los judíos, los rusos, los ucranianos y los alemanes".
Al explicarlo, el canciller polaco afirmó que "entre los polacos hubo traidores y hubo héroes, a veces los judíos capturados por los alemanes traicionaban a los polacos que les dieron refugio", agregando que "la situación fue muy complicada" y que "es necesario revelar toda la verdad".
También recordó que Morawiecki había subrayado que con esta ley no se persigue el objetivo de castigar a los expertos que afirmen que entre quienes colaboraron con los nazis hubo ciudadanos de Polonia ni a aquellos que digan que también hubo judíos y representantes de otras nacionalidades.
El presidente de Polonia, Andrzej Duda, firmó en febrero una ley que establece la responsabilidad penal por hacer propaganda del nacionalismo ucraniano, negar la masacre de Volyn y decir que el pueblo polaco fue cómplice en el exterminio de los judíos durante la II Guerra Mundial.
El documento prevé penas de hasta tres años de cárcel por decir en público la frase "campos de exterminio polacos" y otras que podrían interpretarse como un intento de presentar a los polacos como cómplices de los crímenes nazis, incluido el genocidio de los judíos europeos.
La Ley del Holocausto polaca provocó reacciones negativas en Ucrania, Israel y EEUU.
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